20 de Mayo del 2024
Los retos invisibles de la economía del cuidado en Colombia
Los retos invisibles de la economía del cuidado en Colombia

En Colombia existen aproximadamente cinco millones de emprendimientos que surgen en contextos vulnerables, caracterizados por operar en la informalidad, tener ingresos reducidos y variables; tamaños pequeños (menos de 10 empleados) y estructuras productivas y financieras combinadas con las relaciones familiares y del hogar.

En Colombia existen aproximadamente cinco millones de emprendimientos que surgen en contextos vulnerables, caracterizados por operar en la informalidad, tener ingresos reducidos y variables; tamaños pequeños (menos de 10 empleados) y estructuras productivas y financieras combinadas con las relaciones familiares y del hogar.

n el mundo, las mujeres dedican más tiempo que los hombres al trabajo de cuidado no remunerado. Según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, las mujeres ocupan diariamente entre 2 y 8 horas a estas labores, mientras que los hombres dedican máximo 4 horas.

En América Latina, el 19,6% del tiempo de las mujeres se ocupa en trabajo no remunerado, en contraste con el 7,3% de los hombres, de acuerdo con la Cepal.

En Colombia se mantiene esta brecha, donde las mujeres dedican al día 7 horas y 44 minutos a cuidados, mientras los hombres ocupan 3 horas y 6 minutos, según el Dane.

En entrevista con el Diario Occidente, para la ex senadora y exministra Cecilia López, estudiosa del tema del cuidado, si bien es bueno que el cuidado no remunerado esté en la agenda en Colombia, le preocupa cómo se asume.

“La clave para que el cuidado se convierta realmente a una actividad que responda a las demandas que va a tener no solo Colombia, sino el mundo, está en que la mujer deje de ser vista como la cuidadora. La mujer puede jugar muchos otros roles si el cuidado se reconoce como un sector tan importante como la educación y la salud, donde el Estado y el sector privado tienen un papel qué cumplir”, dijo.

Otro de los factores a considerar para la exministra, es la necesidad de parar el cuidado del amor, porque en esa confusión se insiste en que la mujer debe ser la cuidadora.

“El amor es tener tiempo con los hijos para transmitir los valores de la familia, para que conozcan la historia. Y vimos cómo todo eso se perdió en la pandemia, por las labores de cuidado no remunerado en el hogar”.

Por ello, la prioridad para quienes adelantan investigaciones sobre el tema, es que el cuidado sea considerado en las distintas políticas públicas como un factor relevante y no se relegue solo a las dependencias que se ocupan de la atención a las mujeres en el país.

Recomendaciones del estudio “Cuidadoras y proveedoras: caracterización de la incidencia de trabajo no remunerado en las personas emprendedoras de Santiago de Cali”, realizado por la Fundación WWB Colombia y el Proyecto Digna, Trabajo y Género, de la Universidad de los Ande:

Contribuir a la autonomía económica de las mujeres, ya que esta es fundamental para la toma de decisiones. Apostar por la generación de estrategias que faciliten la re-negociación espacial del cuidado en los emprendimientos a través de alianzas público-privadas que subsidien valores de arriendos y servicios, con el fin de impulsar dinámicas comerciales locales que promuevan el traslado de los negocios de las mujeres desde sus viviendas a espacios barriales cercanos.

Las dobles jornadas y doble presencia que tienen las mujeres emprendedoras afectan las posibilidades para su crecimiento económico, por lo que sería positivo tener ofertas de cuidado privadas y públicas que brinden servicios de atención y cuidado de niños y niñas enfocados a mujeres con micronegocios.

Las mujeres deciden emprender, ya que son segregadas del mercado laboral por su maternidad y la sobrecarga de trabajo de cuidado no remunerado que esto conlleva. Por lo anterior, es importante enfocar estrategias que promuevan la continuidad y empleabilidad de las mujeres durante y después del embarazo para fortalecer su autonomía y protección económica en el presente y futuro.

Las posibilidades de que la población emprendedora en la vejez esté protegida se ven comprometidas, especialmente en las mujeres, por lo que sus condiciones de vulnerabilidad se incrementan al tener una avanzada edad. Deben fortalecerse alternativas al esquema pensional contributivo, para que la población emprendedora con menores ingresos pueda acceder a una pensión, de acuerdo con el tiempo dedicado y la cantidad de personas a su cargo, entre otros.

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