19 de Septiembre del 2024
Asoper, una historia de autoconstrucción
Asoper, una historia de autoconstrucción

María Luisa Mosquera es la representante de la Asociación para la autoconstrucción las y los perseverantes (Asoper), una organización que hace parte de los trabajadores de la economía popular y la soberanía alimentaria del municipio de Quibdó y que se dedica al cultivo de alimentos, desde la caña hasta el cacao, aunque sus productos principales son el plátano popocho y el achín, más conocido como ñame.

Por culpa de la violencia en el territorio, María Luisa tuvo que dejar la docencia hace más de doce años. Sin embargo, eso no la venció. Como muchas mujeres de la organización, ella es cabeza de hogar, tiene dos hijos, ya adultos, dice, y con una risa contagiosa asegura que le gusta emprender. Pausadamente, con la paciencia de una maestra, narra cada respuesta.

Esta Asociación ha trabajado por más de una década. En sus inicios los asociados ganaron un proyecto de vivienda de interés social en las zonas rural y urbana de Quibdó, “fue un proyecto exitoso, una vez terminamos la vivienda nos fuimos al campo, a zona rural, a sembrar”, recuerda.

La zona de cultivo de Asoper está ubicada a orillas del río Munguidó, un afluente del río Atrato. En este lugar también viven varios integrantes de la asociación. Allí se cultiva yuca, caña, limón, borojó y cacao, además del plátano y el achín, el producto más trabajado es la caña, con la que se produce la panela aliñada y el biche, la reconocida bebida ancestral.

En la Asociación hay más de 30 mujeres y hombres vinculados, que empezaron a emprender con dos importantes procesos, el primero enfocado en la siembra y cosecha de alimentos y el segundo, que se realiza a más de dos horas de distancia, la transformación de los productos.

“La dificultad es la comercialización porque no se compra por mayor, vendemos casa a casa, puerta a puerta y en algunos municipios cercanos en menor cantidad”, narra María Luisa. Por eso buscan fortalecer la industrialización y venta de sus productos.

“Lo más importante es que lo hacemos con amor”, dice después de recordar la dificultad que tienen las mujeres campesinas al llevar sus productos a la plaza de mercado y tener que esperar hasta una semana los pagos, tiempo que deben pasar fuera de sus fincas. “La idea es que Perseverante le compre el producto también a las mujeres, queremos que cuando las mujeres lleguen se les pague su producto y puedan regresar al campo, a donde ellas viven, he luchado mucho por eso”, relata.

Para María Luisa, estar repartidos no ha sido un problema porque han sido resilientes, no obstante, la Asociación ha tenido que enfrentar la violencia de varios grupos, “el temor es que se presenten dos grupos al tiempo, los enfrentamientos”. Pero, no han abandonado la tierra aún con estas dificultades, así, desde el año pasado a la fecha, la organización ha participado con la Unidad Solidaria en un proyecto de economía popular.

Con la Unidad Solidaria se han capacitado con talleres y diplomados en asociatividad solidaria. Para ella ha sido algo muy importante: “lo que a uno le enseñaron, entonces lo replica con los compañeros, es algo muy bonito, porque incluso las que no sabían leer, yo les he enseñado”, afirma.

La idea de Asoper es industrializar con los insumos conseguidos, como las guadañas para rosar el campo, tanques, deshidratadora y molino para la transformación del popocho y el achín en harina. También, la asociatividad es uno de los aspectos más importantes en el trabajo de la Asociación, como ejemplifica María Luisa: “...si en el campo se le cae la casita a usted, todos vamos y paramos la casita, con el material que sea”. Según ella, “es un privilegio poder colaborar y ayudar a los nuestros, porque en el grupo hay jóvenes, adultos y personas mayores y eso ayuda, para que puedan dormir y tener una vivienda digna”.

Persistentes, perseverantes, no se han rendido.

El camino que recorre Asoper ha involucrado la solidaridad y minga con más de 10 comunidades indígenas de Mungaradó y otros trabajadores independientes de la zona del consejo comunitario Bella luz. Aunque la representante de la Asociación reconoce que faltan varias mejoras, trabajo y metas por cumplir, asegura que “lentamente han ido creciendo, aunque falta mucho, Roma no se hizo en un día”, dice ,repitiendo el dicho de los abuelos de la comunidad.

“La importancia de la economía popular es grande, porque con ella vamos a tener mejores condiciones de vida, porque nuestros hijos ya no van a ir al colegio sin tomarse el agua de panela”.

 

 

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