14 de Mayo del 2025
Una nueva historia para el campesinado colombiano
Una nueva historia para el campesinado colombiano

“Para mí la paz es poder ver el amanecer tranquila, sin disparos, sin miedo, sin amenazas.”, dice María Rosario Borja Rivas, campesina del sur del Tolima. Nació en las montañas del cañón Cucuana y desde allí ha tejido, junto a muchas otras, la historia viva de la lucha campesina. Hoy, Rosario hace parte de la organización Baluarte Juana Julia Guzmán y coordina cuatro municipios en el sur del Tolima como parte de la Agenda Nacional Campesina.

La paz de Rosario no es una consigna abstracta. Es ese “reencuentro nuevamente con la leña, con el agua cristalina que casi no se ve ya”. Es ver cómo unas treinta familias, que antes vivían en la ciudad, han regresado al campo gracias a la entrega de la Hacienda Taotaó en Ambalema, por parte de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), en el gobierno de Gustavo Petro. “Lograr eso, para mí, lo vale todo”.

La organización que integra, Baluarte Juana Julia Guzmán, nació al calor de un nuevo momento político en el país. “Esto fue en noviembre, con el presidente Gustavo Petro en la Plaza de Bolívar, donde reunió varias organizaciones campesinas”, recuerda. Allí comenzaron a organizarse por departamentos, y más tarde surgiría la Agenda Nacional Campesina.

“Nosotros veníamos de una desorganización que había en Colombia, porque las organizaciones estaban muy deterioradas, digamos desgastadas. Resistía la luz”, dice Rosario. Lo que había antes era desilusión. “Con esos gobiernos de opresión, como que no... nos daba igual estar organizados que estar desorganizados”. Pero con el nuevo gobierno, “renace nuevamente la esperanza de poder tener una vida digna”. En su caso, esa esperanza tomó forma concreta: “Hacemos realidad con la hacienda que nos entregó nuestro presidente Gustavo Petro a través de la Agencia Nacional de Tierras”.

El nombre de su organización también es símbolo de resistencia. “Baluarte lo colocó César Jerez, un compañero de luchas de Santander. Fue un homenaje a Juana Julia Guzmán, una gran lideresa que luchó por los campesinos, la llamaban roba tierras en Córdoba”. Para Rosario, un baluarte es “una unión de fuerzas”.

Con voz firme, habla del valor del campesinado: “Nosotros, los campesinos, somos los que cultivamos, los que producimos alimentos, los protectores del agua, del bosque, de la tierra. Somos la vida de los pueblos, la vida de la ciudad, porque proveemos el alimento”.

Pero no basta con producir, insiste. Hay que organizarse, tener voz propia, decidir sobre el destino de la tierra. “Si tenemos tierra, tenemos hogar. Es lo más”. Rosario recuerda los años en que los campesinos eran convocados solo para recolectar votos. “Daban 50.000, 100.000 pesos por los votos y no volvían. Pero cuando gana nuestro presidente, seguimos trabajando en el territorio, los líderes nos empoderamos. Este es el resultado”.

Ahora, desde su rol como coordinadora regional de Baluarte, su tarea es mantener viva esa esperanza: “Seguir trabajando con los líderes, organizados, y los que no están organizados, organizarlos. Ayudar a hacer gobierno desde el campo y ser una despensa agrícola para Colombia y para el mundo”.

Rosario habla con respeto por cada elemento de la naturaleza. Dice que la criaron “siendo hermana de la madre tierra, hermana de los árboles, del agua, del sol, de la lluvia, de la brisa”. Por eso, pide que también se respete al campo. “Yo creo que el valor más importante que deben tener los colombianos frente al campo es el respeto”. Y a quienes aún no lo comprenden, lanza una invitación directa: “Que se organicen, que sigan creyendo en el proyecto de nuestro presidente. Si nos unimos, lo podemos lograr”.

En su voz se escucha la memoria viva del campo, no solo como territorio, sino como forma de vida, como horizonte común. Y mientras lo dice, Rosario sonríe, como si viera ya, desde su montaña, un nuevo amanecer.

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