9 de Agosto del 2019
Pueblo indígena inga del resguardo Condagua conforma la Asociación de Artesanos IUIAI WASI
INGA

Son originarios del Valle del Sibundoy en Putumayo, en donde habita el 62.4% de esta población, sin embargo, las 15.450 personas pertenecientes a esta comunidad, que fueron reportadas por el censo del DANE en 2005, se encuentran dispersas en los departamentos del Cauca, Caquetá y Nariño.

A pesar de sus múltiples saberes ancestrales, su talento y empuje para el trabajo, las dificultades económicas y la falta de empleo no han sido ajenas a este pueblo indígena, por lo que desde 2018 la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias comenzó un trabajo de acompañamiento y fortalecimiento a un grupo de 18 mujeres y 2 hombres que decidieron trabajar bajo el modelo asociativo con la Asociación de Artesanos IUIAI WASI del resguardo Condagua en Mocoa, Putumayo.

 “Antes trabajábamos cada cual en su casa y no hacíamos artesanías para comercializar sino para usos personales, pero con las capacitaciones de Organizaciones Solidarias vimos que era importante innovar, mantener nuestra cultura a través de las artesanías y valorar el trabajo que hacíamos, además de nuestro conocimiento y fue ahí donde encontramos ese valor agregado”, manifestó Ana Tulia Miticanoy, representante legal de la organización.

La innegable belleza de su arte hizo que Artesanías de Colombia se fijara en ellas, las apoyara y les abriera las puertas a un mercado que valora su labor, es así como ya es posible encontrar sus productos en ciudades como Bogotá, Cali, Cartagena y Mocoa.

Ahora, conscientes de su legado cultural, estas artesanas se reúnen en el recinto IUIAI WASI, que en lengua quechua significa “casa del pensamiento”. Allí las madres y abuelas, mientras trabajan, transfieren sus conocimientos a las nuevas generaciones encargadas de mantener su cultura. Así lo relata la gobernadora de la comunidad, Zenaida Viveros: “Mientras la madre enseña a hacer la mochila te transfiere muchos más conocimientos, cada producto de nosotros tiene una historia, ninguno es igual a otro, aquí nos dicen hágame una igual a esta igual y eso no se puede hacer, porque tú no sabes con qué genio estaba la persona que la hizo, qué estaba pensando para hacer ese producto, cuántas veces tuvo que repetirlo para que le saliera bien. Cada producto lleva una historia y eso es lo que transmiten nuestras abuelas”.

Este trabajo asociativo, más que una fuente de ingresos y de reencuentro de la comunidad con sus antepasados, ha trascendido a ser una lucha de este pueblo por no morir, por contarle al mundo en cada mochila, collar o artesanía, que en las entrañas de Colombia existe un grupo de indígenas que a pesar de la llegada avasalladora de las nuevas tecnologías, mantiene intactas las tradiciones de manejo y transformación de las semillas y frutos que generosamente les entrega la madre tierra.

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