
El primer mandatario identificó que en Bogotá, especialmente en localidades como Usme: “Un millón de pobres nuevos aparecieron, no es cualquier número, sobre todo en estas localidades. El hambre aumentó, aquí también, alguien intervino alrededor del tema alimenticio y los problemas sociales en general experimentaron un retroceso en su solución producto de un momento económico que se desata, a partir del covid, en donde prácticamente lo que se hizo fue endeudar al país de sobremanera, quitándonos muchas capacidades en lo local y nacionalmente. Tratando ahora de sobrepasar ese momento crítico vamos bien hemos logrado disminuir la inflación es un problema gravísimo, si se aumenta el precio de la carne, de la leche, etcétera, pues obviamente es el más pobre el que se perjudica. El camino de control de la inflación pues ya lleva cinco meses consecutivos de reducir su tasa anual. Aún es alta, pero si ya uno compara el salario mínimo que se decretó en diciembre, que fue de 16%, con el índice de inflación que en este momento está en más de 11,4, creo con el último dato, o sea, ya hay un crecimiento real del salario mínimo. No quedó el salario mínimo por debajo de la inflación que hubiera sido todavía mucho agresivo contra la población de Colombia. Hoy y así será ya al final del año quedan unos meses, el salario que se decretó en el mes de diciembre hizo crecer a quienes devengan salario. Aquí viene el primer problema. Hizo crecer sus ingresos reales. Por eso es que el empleo no ha disminuido. Porque ese mejor gasto de las familias que aún es muy alto en comida por el elevado precio que tuvieron los alimentos, sobre todo importados, maíz y fertilizantes que los importamos todos con el problema mundial, la caída del peso, pues hizo que las condiciones para una familia pobre se deterioraran y eso en Bogotá tiene mucho peso, porque había un gran avance en disminución de la pobreza”.
Según Petro, la capital del país tenía niveles mejores de equidad social, pero se cayeron y se presenta el reto de recuperar la ciudad desde el punto de vista social, para lo cual la organización popular es fundamental, ya que la urbe se construyó con la organización popular.
Acerca de la economía popular, Petro manifestó que esta “es la mitad de la economía del país que es donde mayor parte de puestos, de trabajo que no son asalariados, son ingresos que mal que bien se llaman del rebusque. Fortalecer esa economía popular, no, los Gobiernos siempre le habían hecho la guerra a la economía popular. (…) Nosotros queremos meterle, para empoderarlo, no solamente las tecnologías de la comunicación que es uno de los temas centrales por eso queremos que los barrios estén conectados al internet. Cuando uno habla de la desigualdad social y se refiere a la tierra fértil, por ejemplo, en los campos concentrada en tres mil, cuatro mil personas y millones de campesinos sin tierra que es el origen de la violencia en Colombia”.
En otro de los apartes del discurso, dado el pasado 18 de octubre en el encuentro Gobierno con el Pueblo, en la localidad de Bosa en Bogotá, el primer mandatario complementó: “Ahora, la economía popular no solamente necesita saberes, jóvenes que le metan a eso de las tecnologías nuevas, sino plata. Capital. El capital es el dinero que se invierte en la producción para comprar bienes, para comprar los procesos productivos. Si a la economía popular no le entra capital pues cada vez será más pobre, pero si le entra capital esa persona que quizás hoy gana menos de un salario mínimo rebuscándose, puede tener especialidad asociándose de pasar a tener ingresos muchísimo mejores, la tecnología y el capital se vuelven fundamental, el saber y el capital.
“¿Y dónde está el capital? Pues lo tienen los grandes ricos de Colombia lo tienen los bancos, los bancos no prestan a la economía popular que termina en manos del ‘gota a gota’, y entonces nosotros solo tenemos un banco público, el Banco Agrario especializado en asuntos del campo obviamente de hace décadas ¿Cuándo se fundó el Banco Agrario? La Caja Agraria cien años ya va a tener un siglo y la queremos volcar a la economía popular urbana, sin abandonar el campo. Si uno cuando se entrega crédito cada año en Colombia por la banca uno llega a una cifra aproximada de 140 billones de pesos, esa plata entregada generalmente va a sectores de la economía muy poderosos, a las petroleras, a las carboneras, a las grandes superficies comerciales, etcétera. A las grandes construcciones de los empresarios de la construcción de vivienda. No llega al albañil. No llega la mujer vendedora ambulante. No llega la que tiene el salón de belleza, no llega el joven que quisiera idea brillante volverla realidad, no llega al mundo de la economía popular.
“Nosotros queremos elevar esto de 12 billones de pesos a 20 billones este año. Y el año entrante saltar a 40 billones para la economía popular, de tal manera que la economía popular reciba una tajada grande del ponqué del ahorro. Es como llevar la riqueza hacia la economía popular. Porque el ahorro es una expresión en dinero de riqueza. Si esa riqueza va para los ricos, el país es desigual. Pero si una parte de esa riqueza va a financiar la actividad productiva de la gente vulnerable en las ciudades y en el campo, pues entonces estaremos construyendo la equidad social”, concluyó sobre las posibilidades de la economía popular.