En la intervención del director de la Unidad Solidaria, Mauricio Rodríguez, ante el Congreso Nacional Cooperativo, desarrollado en Cartagena a finales de agosto, se hizo una propuesta que adaptaría el actual modelo de educación solidaria y cooperativa a las nuevas condiciones de este sector económico.
El director contextualizó con los datos de crecimiento del sector y evidenció el decrecimiento de las organizaciones. “Al mirar las cifras de actualización de otro tipo de entidades sin ánimo de lucro, por ejemplo, corporaciones o fundaciones, van a ver que para el año 2022 se actualizaron dos mil personas jurídicas, pero ¿cuántas cooperativas se actualizaron? Solamente 131. Es decir, que hay un vacío porque nos están llevando a otros modelos asociativos que no son los de la economía solidaria. Y eso sin tener en cuenta el crecimiento o cómo se dispara la cifra de creación de Sociedades de Acciones Amplificadas, SAS”.
Rodríguez advirtió que, de continuar esa tendencia, el emprendedurismo individual le va a seguir ganando terreno a la asociatividad, razones más que suficientes para trabajar y hacer las reformas legales necesarias, reformas institucionales que faciliten al movimiento cooperativo seguirse desarrollando en las regiones.
En consecuencia, como director de la Unidad Solidaria, le propuso al sector cooperativo de Colombia cumplir la meta de terminar el actual gobierno con doce millones de asociados y asociadas en todo el territorio colombiano, en una alianza de trabajo entre las organizaciones y el Gobierno nacional.
Así mismo, planteó otros retos en el área de la educación cooperativa y solidaria, como ampliar sus beneficiarios yendo más allá de las organizaciones, además, intentando establecer criterios de medición técnica, metodológica, propedéutica para conocer sus alcances. “Qué pasa si nos vamos a las escuelas, a la universidad, al Sena. Y, para fortalecer nuestros ejercicios de educación hemos propuesto en el Sistema de Educación de Asociatividad Solidaria (SEAS) cinco ejes de la formación solidaria: primero el territorio, porque la gente se asocia para transformar la vida de su entorno, porque hay una realidad a transformar, entonces, la asociatividad se convierte en el vehículo de esa transformación. El segundo son los modelos asociativos, las formas asociativas tradicionales y no tradicionales, las convencionales y las no convencionales, porque hay muchas asociatividades que no están reconocidas en la ley. El tercero, los modelos de desarrollo. El cuarto, el trabajo y el trabajo asociativo. Y, el quinto, la gobernanza”.
Sobre este aspecto, la gobernanza, el director de la Unidad Solidaria argumentó que para producir transformaciones territoriales hay que negociarlas con las comunidades: “No puede seguir pasando que un Gobierno llegue con sus dragas y sus excavadoras a una vereda para sacar la tierra, quitarle el agua, sacar el carbón e irse. Ese modelo no le sirve a nadie en el mundo y mucho menos a nuestras regiones. Entonces, si queremos salir del extractivismo este modelo de educación es el que proponemos para empezar a implementarlo”.
Por último, invitó al sector cooperativo a aprovechar las oportunidades que se presentan con el Gobierno del Cambio, ya que es este el que ha identificado en la asociatividad solidaria el motor del desarrollo del territorio. “A lo que se suma un movimiento vigoroso que quiere salir adelante, que quiere crecer y tenemos una bancada parlamentaria que nos está diciendo ‘qué hay que hacer, cuáles son los proyectos, dónde están las reformas’. Si tenemos todo no dejemos pasar este cuarto de hora, es el momento de hacer de la asociatividad solidaria el motor de las transformaciones, el motor del cambio en Colombia”.