
En el avance del programa “Formar para Servir”, este miércoles 4 de junio se adelantó un panel sobre planificación participativa y gestión solidaria. Democratizar la democracia en las instalaciones de la Unidad Solidaria, en el centro de Bogotá.
Allí, participaron el director nacional de la Unidad Solidaria, Mauricio Rodríguez, Héctor Poggiese, coordinador del programa de Planificación Participativa y Gestión Asociada en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO – Argentina y la directora de Investigación y Planeación de la Unidad, Angie Torres, quienes dieron una mirada general sobre la labor de la asociatividad en el sector solidario.
Inicialmente, El director nacional, Mauricio Rodríguez destacó el trabajo que se ha realizado en los territorios, siempre teniendo en cuenta sus necesidades y saberes propios de cada región: “Es clave conocer el contexto, antes de proponer avances en el territorio”.
“No se trata exclusivamente de resolver problemas mecánicos o materiales, se trata de construir otro tipo de relacionamiento que permita la larga duración de las transformaciones que la gente necesita. Ahí nosotros mismos tenemos que aprender de esa experiencia. ¿Cómo construir relaciones de larga duración? A pesar de que los gobiernos son de corta duración. Nosotros nos la jugamos por una fórmula, unas asambleas que produjeron unas agendas que fuimos transformando en Circuitos Asociativos Solidarios, que es un nombre puesto por nosotros”, indicó.
En ese sentido, el directivo sostuvo que “nuestra apuesta es la integración, convertirla en un diálogo permanente con las organizaciones y otros, además resaltar ese relacionamiento, es decir, a partir de que nosotros no tenemos el conocimiento acumulado previo para llegar a integrar a una comunidad, levantar la mano del que ya sabe, para relacionarlo con las organizaciones de su circuito”.
“Nuestra tarea consiste en aprender en medio de las luchas, aprender en medio de la gestión. No llegamos cuando lo sabemos todo, sino que vamos construyendo un saber que sí hay que sistematizar y que hay que volver en posibilidad real de que se pueda seguir desarrollando. Para ver si ese modelo se vuelve sostenible. Entonces, no llegamos a imponerle a la gente primero que todo. Aprendemos primero de ellos su historia, su cultura. Además, comprendemos de alguna manera que hay una relación de conocimiento y que hay que incorporar nuestro saber porque no es el nuestro contra el de ellos, sino esa comprensión de saberes, esa ecología de saberes”, comentó.
Rodríguez Amaya afirmó que “el neoinstitucionalismo neoliberal no respeta el saber propio. Por eso nosotros no podemos llegar con nuestra cartilla allá a decirles a ellos cómo se hace la vía o cómo se construye el malecón o cómo se adecua la plaza”.
“Nos corresponde un diálogo permanente con ellos para poder llegar a un punto de encuentro que permita que la acción nuestra sea una acción que fomente la integración de las fuerzas del territorio, que fomente una visión colectiva del territorio, comunidad de sentido y que permita una inversión que realmente responda a esas necesidades históricas y a las posibilidades de desarrollo del territorio”, dijo.
Por su parte, Héctor Poggiese, explicó que para democratizar la democracia se deben planificar los intereses y necesidades de los actores en las regiones, pues son quienes definen la política. “Se deben tener en cuenta las dinámicas territoriales”.
Además, afirmó que el trabajo con los actores de cada territorio no puede quedarse en el ejercicio de mecanismo de representación y participación, sino que tiene que incidir en cómo se construyen los implementos para atender sus necesidades.
“Buscamos agregarle al proceso de formulación de la política pública, la planificación, gestión y algún método o herramienta que posibilitara efectos diversos, a eso lo hemos llamado mecanismo de planificación participativa y gestión asociada” mencionó.
De igual modo, Poggiese manifestó que “nosotros hace ya muchos años venimos impulsando en América Latina la manera de superar el método de planificación de la CEPAL, incluso para encontrar con los cambios estatales que ha habido en la América Latina a lo largo de estas décadas, un poco más allá de a donde llegó la ciencia social en su momento, a ver si conseguíamos agregarle al proceso de la formulación de la política pública, la planificación, la gestión, algún método o herramienta que posibilite efectos en distintos campos, efectos diversos, a eso le hemos llamado el mecanismo de planificación participativa y gestión asociada”.
“En esta cuestión de la democratización de la democracia estoy dándole al Estado un papel que normalmente no tiene cuando yo actúo en el mismo, porque la democracia se entiende por el mecanismo de elección de representantes, entonces, se eligen los representantes y después esos representantes tienen que ir a resolver los problemas que enfrentan”, expresó.
Entre tanto, dijo que “el problema es que si el Estado no supera solo la visión de del proceso representativo. Si en el escalón de la formulación de las políticas públicas no se transforma en un estado democrático, lo único que queda es el mecanismo de la representación, que tiene sus riesgos”.
“El estado antes de hacer un plan tiene que preparar el escenario, preparar a los actores, ir vinculándolos y diciéndoles qué vamos a hacer, así vamos a trabajar y después llevar adelante el plan que en conjunto resolvieron hacer. Entonces, quiere decir que es una etapa preparatoria, pero en la etapa preparatoria ya estoy construyendo la red porque ya estoy aumentando el número de actores que estoy sumando al plan, luego surge una experiencia que tendrá unas virtudes, viabilidades que otros planes no tienen. Pero para eso necesita una preparación e ir construyéndose como red”, puntualizó el investigador argentino.