La Unidad Solidaria habló con Yael Garaviño Rodríguez, presidente del Consejo de Administración de la Cooperativa Latinoamericana de Ahorro y Crédito, Utrahuilca, para conocer sobre esta experiencia.
En quinto de primaria, en Mariquita, Tolima, Yael obtuvo una mención de honor por cooperativismo. Luego, mientras cursaba los años de normal en Neiva, continuó su trabajo comunitario y, a su ingreso al magisterio luchó por la creación de una cooperativa. Son 38 años de un recorrido de integración cooperativa que han arrojado resistencias, satisfacciones y enseñanzas.
¿Han tenido inconvenientes como cooperativa para realizar obras comunitarias?
Sí. Por ejemplo, alguna vez un sacerdote de Tesalia nos pidió cinco pollos vivos, se los donamos, quedó en la contabilidad de la cooperativa y la Supersolidaria nos glosó ese gasto, que porque una cooperativa de crédito estaba comprando pollos vivos. Con los pollos las señoras de la Legión de María hicieron rifas y recogieron cerca de 500 mil pesos que llevaron a la cuenta de ahorros de la parroquia en la cooperativa.
Con esa glosa de la Súper dijimos: “Abramos espacio para el trabajo de desarrollo social, comunitario, agrícola, productivo, de amas de casa”, y hoy en día la Fundación tiene nueve programas.
Obstáculos desde el Estado
Entonces, ¿cuáles son los principales obstáculos que han encontrado en este proceso?
Los que generan las leyes de los gobiernos, sea nacional, departamental, o municipal. Creo que la economía solidaria, social y popular ha sido mal reglamentada porque nos quiere cerrar el paso para que no nos desarrollemos, no avancemos y no le quitemos el espacio a la banca tradicional.
La gente ha entendido que nosotros no regalamos plata ni productos como lo hacen los estamentos oficiales. Les decimos, “vengan aquí a educarse. Hagamos educación comunitaria, asociatividad en la educación, asociémonos y miremos las dificultades que tenemos”, y a partir de la educación buscamos cómo darle salida a su problemática.
El Gobierno nacional nos ha puesto miles de obstáculos para hablar de comunidad, de asociatividad. Hemos hecho resistencia hace 27 años con la fundación, ante la Supersolidaria, porque nos han ordenado casi acabarla.
Otro obstáculo que tenemos es la pérdida esperada. Imagínense, si en la cooperativa hacemos un crédito de $100 millones, inmediatamente tengo que llevarlo como si se fueran a perder, como si no los fueran a pagar. Entonces, hay cooperativas de ahorro y crédito que están dando pérdidas, por aplicar la pérdida esperada al 100%.
El futuro de la economía
¿Hay otros tipos de obstáculos diferentes a los que se presentan desde el Estado?
Culturalmente el obstáculo es la educación, nos han formado para el individualismo, no para la asociatividad, no para el comunalismo, y tenemos que trabajar eso si queremos salir de este fracaso en el que está al país.
¿Qué invitación les hace a los lectores de este periódico para que se asocien?
Que todos podemos tener un mundo mejor, más digno, si aportamos a una organización asociativa, si no lo hacemos vamos a ver que solo quedarán dos estratos sociales, los que lo tienen todo y los que no tenemos nada. Fortalezcamos las juntas de acción comunal, las asociaciones de padres de familia, las cooperativas, los fondos de empleados, las asociaciones mutualistas.
Todo donde haya participación, asociatividad para poder desarrollar nuestro propósito y tengamos una mejor vida.
Por eso, cada día digo, como lo dicen los Nobel de Economía, que la salvación del mundo es la economía asociativa, de lo contrario, no hay otro mundo, el capitalismo nos acaba todo.